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jueves, 30 de septiembre de 2010

El líder negativo


 Pedro Dobrée

Introducción

Carlos Bianchi, en su momento Director Técnico de la Primera División del Club Boca Juniors, afirma[1] que hay tres tipos de líderes: el líder positivo, el líder pasivo y el negativo.

Por líder positivo se entiende a las personas que actúan intencionalmente sobre un grupo, logrando o auspiciando comportamientos que permiten alcanzar las metas comunes – del grupo y/o de la organización - con el menor uso posible de recursos. Su intención es poner en práctica su capacidad de ejercer poder, mediante la materialización de su liderazgo. Ante contradicciones entre los objetivos de la organización y sus propias necesidades, resigna estas y entiende que en el largo plazo esta actitud le rendirá beneficios

Los líderes pasivos son, según Bianchi, personas que actúan sobre el grupo con efectos similares a los Positivos, pero sin actuación intencional. Es decir – agregamos - su  influencia no se origina en necesidades de obtener o de acumular poder, sino como consecuencia natural de su mayor saber o idoneidad, en materia de la actividad propia del grupo. Esta circunstancia genera admiración y deseos de imitación por parte de los demás miembros y en consecuencia visualizan al referente como un líder.

Finalmente están los negativos. A estos, dice Bianchi, hay que eliminarlos, pues su accionar sobre el grupo tiene como objeto lograr metas propias y no las del conjunto  o las de la organización al cual pertenecen.

Es escasa la bibliografía que trate sobre líderes negativos. El presente escrito tiene por objeto indicar algunas características de este tipo de protagonista frecuente en las organizaciones, cuyo efecto negativo es percibido generalmente cuando ya es tarde, pues se comporta como un “lobo disfrazado de oveja”.

Cómo se explica este disfraz? Es que el líder negativo presenta muchas características positivas y con ellos y por ellas, asume su rol, con el beneplácito del resto. Pero en su fuero interior, sabe que no busca, pues no le interesa, el bien de todos y solo utiliza a los demás en provecho propio. Ante la contradicción de intereses organizacionales y personales, opta por los propios.

Las organizaciones sufren el efecto del líder negativo y su sombra puede perdurar por mucho tiempo, inclusive luego de su partida. La impronta dañina permanece, pues impacta fuertemente en las actitudes y en los comportamientos del grupo, incorporándose a su cultura.

Los líderes, todos los líderes, deben ser considerados como tales por los restantes miembros del grupo, pues esta es su característica primera. Es decir,  el rol no se asume en soledad, sino que se logra cuando hay otros que así lo reconocen. Robinson Crusoe nunca podría haber sido líder, pues en la isla no había otros ojos para aceptarlo. Mas allá de los de Viernes, que no habrán constituido número suficiente. 

La gestación entonces del líder se produce en un ambiente social en donde la relación entre líder y sus seguidores debe adquirir características especiales. Siguiendo a Robbins y Coulter[2], es posible definir el perfil del referente, en el ambiente de confianza necesario para su generación. En estas circunstancias se produce un fenómeno de auto limitación de la libertad, pues los integrantes del grupo confían en otro la posibilidad de elegir por ellos – en este caso el qué, cómo y cuándo trabajar - . En estas circunstancias “...los seguidores que confían en un líder están dispuestos a mostrarse vulnerables frente a las acciones del mismo, porque confían en que no abusará de sus derechos e intereses”[3]. 

Características del liderazgo

A continuación imaginaremos un líder, con el objeto de describir su perfil. Para ello mencionaremos varias dimensiones de las propuestas por Robbins y Coulter, tratando de incorporar, en cada una de ellas, algunos detalles de la personalidad propuesta. Para esta tarea hemos recurrido a nuestra memoria y experiencia en varias organizaciones, privadas y públicas, tratando de reunir en una sola persona - a quien llamaremos Juan López - las características de varias

Competencia. Juan López tiene habilidades técnicas y competencias que lo distinguen de los demás. Aunque no tiene formación profesional (educación universitaria) comprende rápidamente la información técnica que recibe, distinguiendo lo esencial de lo secundario y el concepto básico que persigue el informe. Tiene gran capacidad de extraer conclusiones generales de un conjunto diverso y amplio de pequeños datos, que recibe de personas individualmente atendidas en su despacho. Su capacidad de trabajo es grande, permaneciendo gran cantidad de tiempo en las oficinas. Sus colaboradores inmediatos, que deben permanecer con él mientras trabaja, terminan el día y la semana laboral, absolutamente extenuados.

Lealtad. Cada miembro del grupo sabe que puede confiar que si algo le pasara a él o a su familia, López resolverá su problema. Esto siempre ha pasado y no se concibe razón para que no siga pasando[4].  Para ello López, aunque el grupo esté conformado por una gran cantidad de personas, conoce en detalle la vida de cada uno. Esposas enfermas, hijos recién nacidos, maridos que abandonan el hogar, dificultades económicas, etc. son cuestiones que se entremezclan con informes de vendedores, comportamientos de competidores, obras realizadas y registraciones contables.

La lealtad se manifiesta en el plano de lo personal y también en el plano laboral. No es extraño encontrar a López asumiendo como propio un error en las tareas de un subordinado, sin delatarlo a los superiores.

Consistencia. López tiene fama de tener buen juicio para manejar situaciones. En el pasado ha tenido éxito en pronosticar horizontes por venir, aún en circunstancias confusas para la organización. Quienes esto recuerdan, suponen que él mantiene esta habilidad y bajo este supuesto, confían que los sabrá guiar en el futuro, elaborando estrategias exitosas.

Pero Juan López no acumula puntos a su favor con las dos dimensiones restantes de Robbins y Coulter: la Integridad y la Franqueza. No es honesto en sus discursos y con frecuencia estas tienen dos expresiones, dependiendo una u otra, del público al cual están dirigidos. Tampoco es franco, es decir, tiene información que no comparte con los demás, sino, por el contrario, manteniéndola “in pectore”, pretende usarla a su favor en el futuro.  Estas dos áreas negativas de su comportamiento no perjudican su rol de líder, pues los restantes miembros del grupo, por razones que se han de explicar más abajo, no exigen una actitud distinta.

Desde el punto de vista personal, Juan es ambicioso. Ingresó a la organización en un cargo inferior, pero con posibilidades de ascenso.  Al pasar de los años supo ganar posiciones más altas, sobre la base de sagacidad y competencia. Sus compañeros de trabajo han observado, y observan, como hábilmente logra evitar errores. Visualizan además sus continuas manifestaciones de seguridad en sí mismo y el generalizado éxito de su desempeño. Tiene personalidad agradable y generalmente muestra señales de buen humor. Tiene además fama de seductor con el sexo opuesto y resulta buena compañía con el propio.

Una vez que llegó a cargos de responsabilidad, con personal a cargo, puso en evidencia una característica que lo ha identificado por el resto de su vida: su incapacidad para delegar. Es meticuloso y él mismo confiesa que le resulta difícil tolerar que las cosas “...se hagan distinto a como yo mismo las hago”. Ha sabido superar esta limitación con el uso de dos cualidades ya comentadas: a) su capacidad de poder llegar a conclusiones generales a partir de información de detalle, por lo que no le es necesario mucho de la tarea de los mandos medios, consistente en agregar o resumir datos e información; y b), su dedicación al trabajo, que requiere de menores períodos de descanso que los que necesitan los mortales comunes.

Cómo repercute estas particulares condiciones del liderazgo de Juan López sobre la organización?  Digamos primero que el efecto se observa esencialmente sobre los mandos medios.

Efectos del liderazgo negativo de Juan López

            Son los mandos medios los que reciben la mayor parte de las consecuencias de un liderazgo negativo. A continuación trataremos de identificarlas.

            La selección de quienes ocupan los cargos en la Línea Media. Si esta selección depende de la voluntad del líder, los seleccionados serán personas que no aspiran a posiciones de poder o, lo que es lo mismo, no tienen interés de escalar posiciones que supongan competencia con la posición del líder que los designa. Se ven satisfechos con lo ya alcanzado y no contradicen la necesidad de aquel de monopolizar el mando general. El líder por otro lado, que conoce las condiciones de su gente, no exige de ellos ni iniciativa ni ambición, solo lealtad.

            Bajas exigencias de información.  Los mandos medios, al no necesitar acumular más poder que el que ya tienen, no exigen contar con cantidades de información superiores a las actuales. Por lo tanto no objetan que el líder se reserve información para un uso propio. Son en general, personas con una capacidad profesional relativamente escasa y más información, tampoco les adiciona mayores posibilidades de desempeño.

            Escasa voluntad de generar proyectos propios. Es el líder quien, basado en la información que acumula para si, en su aspiración a que las tareas se desarrollen como él desea y en el conocimiento íntimo que tiene de sus colaboradores, no requiere que estos generen proyectos propios.

Esta situación, al prolongarse en el tiempo, provoca una apatía generalizada y una pesadez en la organización, que no sabe reaccionar ante situaciones cambiantes del contexto, más allá de los cambios que el propio líder propicia.

            Aislamiento de cada área. En los niveles intermedios conjugan varios factores produciendo un solo efecto. En primer lugar, la falta de información general sobre la organización y del contexto en que actúa; en segundo lugar, un ambiente laboral en donde no se premia la iniciativa y, finalmente, programas de trabajo que se visualizan como propios y no pertenecientes al conjunto, como resultado de haber sido concebidos en ambientes no compartidos o en comunicación solo con la oficina del líder. Estas circunstancias provocan actitudes de aislamiento, que oscurecen a los objetivos generales y generan superposiciones y ausencias que derivan en un comportamiento poco eficiente de la organización[5].

            Alta formalización. Finalmente y como resultado de lo mencionado en los párrafos anteriores, se observa generalmente un incremento en la formalización de las actividades. En efecto, producto de la necesidad de mantener posiciones sin poder recurrir a otros indicadores de logros, los mandos medios construyen y se aferran a  normas y procedimientos propios de la organización. El efecto es entonces un incremento en el grado de burocratización de la organización.

Por otro lado, la actitud del líder en instrumentar un sistema de control basado, aunque más no sea parcialmente, en la infidencia de subalternos por debajo de su Línea Media, provoca en estos, una sensación de inseguridad que solo se neutraliza mediante la formalización comentada.

            Estos niveles de burocratización que se alcanzan como efecto de la acción del líder negativo, y evidenciados en el comportamiento de la Línea Media, permanecen luego de su partida, pues se incorporan fácilmente a su cultura. La organización queda sellada con su impronta y será difícil lograr que desaparezca en busca de comportamientos más creativos, flexibles y de respuestas más rápidas a demandas alternativas del contexto[6].

            Sobre el Núcleo Operacional el efecto es indirecto.  Los individuos perciben inoperancia por parte de sus jefes inmediatos y se sienten importantes y altamente motivados, al ser consultados continuamente por quien está en la cúspide. Crece entonces su sensación de lealtad por quien les asegura su posición y les brinda protagonismo, a la vez de difundirse una sensación generalizada de descreimiento en quienes configuran los Mandos Medios.

 Lo que los integrantes del Núcleo Operacional frecuentemente no perciben, por su posición en la organización que les limita su visión de conjunto, es que por efecto de la mayor burocratización, de la mediocridad de los mandos medios y del estilo concentrado de conducción del líder, está disminuyendo los niveles de eficiencia organizacional y que esta disminución pone en peligro su propio futuro.
                    


[1] Revista Noticias; 20 de Diciembre de 2003; “Reportaje a Carlos Bianchi”; pag 100
[2] Robbins Sthephen F. y Coulter, Mary (2000) “Administración”, Edit. Prentice Hall; México, pag. 357
[3] Robbins Sthephen F. y Coulter, Mary (2000) “Administración”, Edit. Prentice Hall; México, pag. 356
[4] Aunque obviamente en otro contexto totalmente distinto, la espera por Enrique Mario Malito, el jefe, por  parte de los ladrones de banco, refugiados y cercados por la policía, en el departamento de Montevideo - como cuenta Ricardo Piglia en “Plata Quemada” - es un excelente ejemplo de esta sensación de protección que el líder otorga.
[5] Lo que más popularmente se describe como “cuidar la propia quinta”.
[6] Probablemente ayudará en el proceso de cambio cultural que deberá iniciarse a partir de la partida del líder negativo, la aparición de otro, positivo ahora, pero de características fundamentalmente carismáticas; pero este es un tema para otro artículo y excede las pretensiones del presente.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Reseña Histórica del Movimiento Obrero Argentino II

Etapa Reformista 1920-1943

Lic. Daniel Alonso
Es el período de la sustitución de importaciones debido a la crisis mundial, a la caída de los precios del los productos del agro y a las conflagraciones por las que atravesaba Europa.
Esto provocó que los grandes stocks de lana, acumulados al terminar la guerra por falta de compradores, trajeran una crisis sin precedentes para los estancieros y los comerciantes que finalmente desencadenaron el segundo hecho trágico con los sucesos que en 1921 y 1922 tendrían su desenlace en la Patagonia.
Los movimientos huelguistas arreciaron y se dieron en todo el territorio de la Nación, particularmente en 1918 la Sociedad Obrera de Oficios Varios de Río Gallegos. Allí comenzó el primer movimiento de los obreros rurales en reclamo a los estancieros de mejores condiciones de trabajo y salarios. El entonces presidente Hipólito Irigoyen decidió enviar tropas al sur con el propósito de pacificar la región y solucionar el conflicto. Las tropas al mando del teniente coronel Héctor Benigno Varela al mando del Regimiento 10 de Caballería, parte del Regimiento 2 de Artillería y una sección de ametralladoras, intimaron a unos 600 huelguistas concentrados en la estancia "El Campamento" a deponer las armas como condición previa para discutir sus peticiones. Así lo hicieron los obreros en una asamblea realizada a instancias de la FORA y con el arbitraje del gobernador Izza que había sido designado a pedido de los estancieros. Finalmente los trabajadores depusieron la actitud, las tropas se retiraron y los procesados fueron sobreseídos y suscribieron un acuerdo de reivindicaciones para los rurales.
Hubo algunos antecedentes en 1920 de una prolongada huelga de marítimos, que fracasó pero las condiciones mencionadas terminaron agravando a los peones, que ya vivían y trabajaban en condiciones inhumanas.
Sin embargo cuando la Sociedad Rural local instó a sus asociados a desconocer el acuerdo, se inicia la segunda huelga, un conflicto que encuentra a los obreros con un alto grado de organización y acatamiento. Se realizaron numerosos actos y asambleas en los establecimientos rurales.
En ese estado de beligerancia, el gobierno central volvió a enviar a las tropas comandadas nuevamente por Varela que había sido acusado por los terratenientes como “blando”. Con una táctica más agresiva y al mando de las fuerzas militares instó a los huelguistas a abandonar la lucha. El caso es que frente a una lucha desigual, a medida que los peones se entregaban, eran automáticamente fusilados por los pelotones de Varela, con tanta saña que hasta les hacían cavar sus propias fosas.
También se persiguieron a los dirigentes, los que fueron inmediatamente fusilados.

Los periódicos obreros de la época calcularon que más de 1000 obreros fueron asesinados.
El comandante militar después de sofocar la rebelión, prohibió toda tratativa entre obreros y patrones, proscribió a las organizaciones sindicales y exigió que todo obrero que se presentase a trabajar, debía traer un certificado emitido por la policía. 
Mientras los legisladores socialistas denunciaban en Buenos Aires los hechos acontecidos en la Patagonia, los radicales impidieron que se investigue el accionar de los militares.

 

Marcelo T. de Alvear (1922/1928) designado por Hipólito Yrigoyen como su sucesor, accede a la presidencia tras los comicios con el 47,5 % de los votos.

Se pone de relieve la necesidad de unión del movimiento obrero, así que en 1922 se lleva a cabo el Congreso de Unificación Sindical con ausencia de la FORA V Congreso. De este intento surge la Unión Sindical Argentina, en la que convivieron socialistas, comunistas y sindicalistas. Sin embargo como nos tenían acostumbrado, tampoco esta unión duró demasiado, en 1924 los socialistas se separan y crean una nueva organización, la Confederación Obrera Argentina.

Finalmente recién en 1930 y después de una década de desacuerdos, se crea la Confederación General del Trabajo (CGT) en el momento que es derrocado por un golpe militar el segundo gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen (1928-1930).
José Félix Uriburu (1930/32) inicia la primera de una serie de golpes militares que se extenderían hasta 1983. Ocurren sucesos extraordinarios como es el primer Presidente de facto que es reconocido por la Corte Suprema de la Nación. En su gobierno decreta el estado de sitio, la ley marcial y la censura de prensa. Disuelve el Congreso Nacional y, para consolidar el poder, cancela la democracia en las universidades e interviene provincias
Agustín Pedro Justo (1931/38) fue elegido presidente con el apoyo de los militares y de conservadores. Sobre éstas elecciones pesó la acusación de fraude electoral que conformaron lo luego se llamó el fraude patriótico, realizadas con el firme propósito de impedir que accediera el radicalismo al gobierno.
Durante la década del 30 y especialmente mientras se producía la segunda guerra mundial, el país había desarrollado un proceso industrial importante, que sin embargo no había sido completo.
Las grandes inmigraciones de América y Europa había cesado, sin embargo se estaba dando un proceso inédito como era el de las migraciones internas, un flujo importante de compatriotas del interior venían a los centros urbanos en busca de oportunidades. Esto implicaba que cuando se incorporaban al trabajo, accedían a la sindicalización, creando una fuerte corriente contraria a la que venía sucediendo, es decir una mayor participación de los nativos en las cuestiones sindicales.
Las características esenciales de esa nueva organización eran las siguientes:
  1. el predominio de la tendencia sindicalista apolítica sobre los sindicalistas socialistas que pugnaban por una mayor participación política-partidista.
  2. la influencia decisiva de la Unión ferroviaria por su peso numérico.
  3. la poca representación del sector industrial en el comité nacional sindical que luego pasaría a llamarse comité federal.

No obstante en 1935 por desavenencias del grupo compuesto por la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, La Confederación de Empleados de Comercio y la Unión de obreros Municipales,   y la junta directiva, se constituye una segunda CGT.

Luego de la finalización del mandato de Justo lo sucedieron: Roberto M. ORTIZ (1938 renuncia en 1942) y asume el Vicepresidente Ramón S. CASTILLO (1942/1943).


El panorama en 1940, sobre un censo total de 356 organizaciones gremiales, el peso y el rol sindical, puede resumirse de la siguiente manera:

CGT             217         60,96 %
USA                31           8,71 %
FACE (*)       25           7,02 %
Autónomos    83         23,31 %
(*) Federación de Asociaciones Católica de Empleadas



  • Numero de Afiliados a Organizaciones Sindicales


1936
1937
1939
1940
1941

CGT.
262.630
289.393
270.320
311.076
330.581

USA.
25.095
32.111
26.980
23.039
14.543

F.A.C.E.*
8.012
8.079
18.500
18.675
13.550

AUTÓNOMOS
72.834
68.105
120.809
120.038
82.638

INDEFINIDOS (sin ninguna tendencia)
1.398
21.214
--
--
--

TOTALES
369.969
100
418.902
113,23
436.609
118,01
472.609
127,80
441.412
119,31
·         Federación de Asociaciones católicas de Empleados (no desarrollaba actividades propiamente sindicales, sino de carácter exclusivamente mutual y agrupaba sobre todo a empleados de Comercio y del Estado).

·          FUENTE: DNT. - Organización Sindical, Asociaciones Obreras y Patronales, 1941, Buenos Aires, incluido en DEL CAMPO, Hugo - Op. Cit.









Como consecuencia de la gran politización en el seno de CGT, en 1943, se dividió en la CGT 1 controlada por sindicalistas y socialistas; y en CGT 2 controlada por socialistas y comunistas. Las diferencias entre socialistas se debían a que un grupo apoyaba el acercamiento a los comunistas y otro no.

En éste período los sindicatos sufren dos hechos importantes:
  • la intromisión del gobierno en las relaciones laborales
  • el control directo o indirecto sobre la actividad sindical.
La diferencia entre esta etapa y la anterior está marcada por una evolución en la táctica de acción directa a una táctica de negociación y acomodación que daría al sindicalismo una característica diferente a partir de 1943.
Bibliografía:

Manual de Historia de las Instituciones Argentinas - Víctor Anzoátegui-Eduardo Matir; Formación de la burguesía moderna – Manuel Bejarano; Las luchas obreras y la clase dirigente – Hugo Galmarini; Buenos Aires: una historia- José Luís Romero; La política inmigratoria – José Panitieri; El movimiento sindical argentino – Sebastián Marotta; Movimiento Obrero, nacionalismo y política argentina – Samuel L. Baily; Los sindicatos en el gobierno 73-76 – Juan Carlos Torre
Reflexiones sociológicas sobre la historia sindical argentina – Arturo Fernández; Realidad y cambio en el sindicalismo – Rubén Rotondaro; Historia Sindical- Cesar La fuente                                                                                                            

viernes, 17 de septiembre de 2010

Reseña Histórica del Movimiento Obrero Argentino I


Desde 1877 A 1983
I -Etapa combativa 1877-1919

Lic. Daniel Alonso Uflo

Este período se caracteriza por la preeminencia del anarquismo cuya finalidad era destruir las instituciones y la emancipación de los obreros del capital.
La gran masa de inmigrantes de la época influye enormemente al incipiente movimiento obrero. Esas influencias estructurales tanto de carácter económico como social impactará en el comportamiento y características de las organizaciones sociales.
El proceso industrial al que hacemos referencia nos permitirá distinguir varias etapas de transformación y/o adaptación que sufrirá el sindicalismo en el período a analizar.
La sindicalización argentina desde sus comienzos rudimentarios de 1857, fue una proyección de los movimientos obreros europeos. Estos grupos organizados imitaron del viejo continente sus métodos de sindicalización y lucha, importaron sus ideologías políticas y programas específicos.
 Los trabajadores nativos que se afiliaron al movimiento organizado nunca lo hicieron durante ésta época lo suficiente en número como para neutralizar la influencia y conducción que sobre éstas organizaciones tenían los trabajadores inmigrantes.

Aparentemente en los albores de la creación de los movimientos sindicales, el trabajador criollo no estaba lo suficientemente dispuesto a cuestionar el orden social y económico existente, por lo tanto los recién llegados vieron facilitado su acceso a la conducción del movimiento obrero, en 1914 el inmigrante representaba el 59 % de los trabajadores sindicalizados, aunque no superara el 47 % de la población obrera.
Para entender la influencia extranjera en las cuestiones socio-culturales del país es necesario analizar el siguiente cuadro:

 Fuente: Censos Nacionales de Población


En el sector terciario predominaba el servicio doméstico seguido del cuentapropismo, carreros y cocheros, mientras que en el secundario los operarios más numerosos eran:
costureras, lavanderas, albañiles, carpinteros, modistas, tejedores, planchadores, herreros, mecánicos, zapateros, sastres, pintores y panaderos.

La industria ocupaba apenas el 13 % de la población activa, es decir, que el promedio de obreros por establecimiento no sobrepasaba los ocho.



Algunos hitos de la etapa:

En 1857 se funda el primer antecedente corporativo con la creación de la Asociación Tipográfica Bonaerense y también la Sociedad de Zapateros San Crispín, sin embargo, estas organizaciones apuntaban más al aspecto de ayuda social que al de estrictamente sindical
En 1877 se constituye el primer sindicato: la Unión Tipográfica Bonaerense, al punto que casi en su nacimiento, estrena, como consecuencia de una reducción de salarios que afectaba a sus representados. A partir de éste hito se celebra el primer convenio colectivo que se conoce en la Argentina. 
Luego sucesivamente aparecieron el Sindicato de Comercio (1881), la Sociedad Obrera de Albañiles y la Unión Obrera de Sastres (1882). Estas organizaciones en tono con lo que sucedía en USA y Europa conformaron los primeros sindicatos de artesanos.
El 12 de octubre de 1880 Julio A. Roca fue elegido presidente, cargo que desempeñó hasta el 12 de octubre de 1886.
Comenzaba a partir del 80 a constituirse un bipartidismo en la política Argentina, por un lado el Liberal y el partido Autonomista., El primero liderados por B. Mitre y D. F. Sarmiento y el segundo lo eran por Adolfo Alsina, cofundador con Avellaneda del Partido Autonomista Nacional. El PAN gobernó ininterrumpidamente entre 1880 y 1916.
Asume la presidencia de la Nación, Juárez Celman, Miguel (de1886/1890), y es derrocado por una coalición cívico militar, avivado por una gravísima crisis financiera como consecuencia del gran endeudamiento, exterior e interior, de la Nación. Este período se conoce como la Revolución del 90 (la primera en el país), Carlos Pellegrini completará el mandato. Este hecho relevante generará condiciones e ideas políticas que irían a influenciar la cuestión social-política argentina durante el siglo XX.
Se originaría una trama formada por grupos sociales variados con demandas particulares desde sindicatos hasta modernos partidos políticos (Ejemplo la UCR), permitiendo incluso  el ingreso de la clase media argentina a la vida política.
Con el desarrollo industrial Buenos Aires, en 1887, más de cuarenta mil obreros se repartían entre fábricas y talleres, de la industria frigorífica y el ferrocarril. Surge entonces la necesidad de reivindicaciones gremiales y sociales; y aparece La Fraternidad (1887) agrupando a conductores y foguistas ferroviarios.
Se calcula que en 1889 había cerca de 10.000 desocupados producto de la transformación industrial y la inmigración interna del campo a la ciudad.
Luís Sáenz Peña (1892/ 1895) asumirá su mandato de seis años, pero debió renunciar acuciado por la falta de legitimidad de su gobierno, siendo reemplazado por su vicepresidente José E. Uriburu entre 1895 y 1898.
En 1898, por segunda vez J. A. Roca (12/10/1898 al 12//10/1904) accede a la presidencia de la Nación. En su relación con el movimiento obrero, éste aplicará una política represiva, atacando a las concentraciones obreras y promulgando leyes represivas, que permitirían la expulsión del país de los extranjeros.
En Julio de 1899 existían 40.000 desocupados.
Durante este mandato fue creada en 1901 a instancias del anarquismo la Federación Obrera Argentina (FOA.) Esta federación llamaría a huelgas, boicots y protestas, por los años 1901 y 1902. Hubo choques entre huelguistas y rompehuelgas, entre obreros y la policía y todas las medidas fueron respondidas por el gobierno con violenta represión.

Se originan entonces las primeras huelgas violentas de trabajadores en la capital y en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, el 17 de noviembre de 1902.

Ese mismo año se presentó un anteproyecto al Congreso que fue sancionada como ley
Nº 4.144, también llamada ley de residencia" ó "extrañamiento de extranjeros”, que permitía la expulsión de los principales activistas y dirigentes sindicales extranjeros.
En 1903 se crea la UGT Unión General de Trabajadores a instancias de disidentes socialistas y grupos de sindicalistas opositores al anarquismo.
En 1904 Bialet Massé entregó al Ministro del Interior Joaquín V. González su informe: "Estado de las Clases Obreras en el Interior de la República, que describe minuciosamente las condiciones marginales de los trabajadores rurales y realiza un análisis sociológico crítico de la situación social del país.
Asume la presidencia Manuel Quintana (1904/ 1906), son momentos en que las luchas sociales comienzan a manifestarse y se producen los primeros movimientos obreros. El radicalismo organizado por Yrigoyen continúa su lucha y el 4 de febrero de 1905 estalla una nueva revolución en Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza que pretende trasformar el régimen imperante desde 1890. La Capital cordobesa es tomada por los revolucionarios. El propio Figueroa Alcorta queda detenido y Roca está a punto de ser aprehendido en su estancia de Ascochinga. Al ser sofocada la revolución, los insurgentes deponen las armas pero no declinan en sus convicciones ni abandonan la consigna de la abstención electoral. Por conflictos políticos se interviene temporalmente la provincia de Tucumán.
Las fronteras agropecuarias se extienden y mejora la economía gracias a las exportaciones.
Al fallecer Quintana lo sucede su vicepresidente José Figueroa Alcorta que completa el mandato hasta 1910.
En 1907 se forma la FORA –Federación Obrera Regional Argentina, expresión del más puro anarquismo.
No existen antes de 1907 estimaciones precisas de los movimientos huelguísticos producidos entonces. Sin embargo gracias a la labor desarrollada por el Departamento Nacional de Trabajo, creado en ese año, se puede comprobar la movilidad social existente como consecuencia de la prédica constante del anarquismo que veía en esos movimientos el medio de lucha más eficaz.
En 1907 las huelgas representan una importancia relevante ya que el número de obreros que participa, es sensiblemente superior al de los años siguientes, pese a que en 1910 aumenta considerablemente la cantidad de huelgas.
Para el 1909 se constituye la CORA- Confederación Obrera Regional Argentina, en reemplazo de la UGT y controlada por sindicalistas con minorías socialistas.
La FORA, la FORA V y FORA X son expresiones de la alternancia ideológica del movimiento obrero argentino entre sindicalistas, socialistas y anarquistas.
Ese mismo año se produce la masacre del 1º de Mayo y la semana roja de 1909, la FORA (anarquista) y el Partido Socialista convocan a actos separados. El acto de PS transcurre con normalidad, pero el acto de la FORA es severamente reprimido por la policía, bajo las órdenes del Coronel Ramón Falcón. En ese acto mueren 12 obreros como consecuencia de la represión.  La FORA y la UGT en respuesta y con el apoyo del PS, llaman a la huelga general por tiempo indeterminado. Como consecuencia del llamamiento Buenos Aires y varias ciudades quedaron paralizadas durante una semana.
El 4 de mayo se realiza el entierro de los muertos con una asistencia de 300.000 personas. Hablan el anarquista Juan Bianchi (FORA), el sindicalista Luís Lotito (UGT) y el socialista Alfredo Palacios (PS).

El día 8 de mayo la huelga sigue y el gobierno acepta negociar con el Comité de Huelga (FORA, UGT y PS), llegándose al siguiente acuerdo:

Abolición del Código Municipal de Penalidades
Libertad de todos los presos por causa de huelgas
Reapertura de los locales obreros.
Por primera vez en la historia de las huelgas generales un gobierno pactó con los obreros.

Huelgas registradas en los años 1907/ 13



CANTIDAD

NÚMERO DE
AÑO

HUELGAS

PARTICIPANTES





1907

231

169.017
1908

118

11.561
1909

138

4.762
1910

298

18.806
1911

102

27.992
1912

99

8.992
1913

95

23.698























Fuentes: Boletines del Departamento Nacional del Trabajo. Debe advertirse que no obstante la escasa repercusión que se atribuye a las huelgas de 1909, en ese año se produce la más importante huelga general del período estudiado.

Entre los años 1908 y 1909 se produce una disminución cualitativa de los conflictos, que algunos autores atribuyen a los fracasos de los propósitos de unificación y a la insistencia de la FORA en difundir los principios anarquistas. Cabe señalar que la FORA es una organización que surge como consecuencia de la separación de la Federación Obrera Argentina constituida en 1901.
Roque Sáenz Peña asume la presidencia de la Nación en el período 1910/1914, accediendo a la presidencia con irregularidades por fraude.
Durante su mandato y a instancias de un encuentro entre Figueroa Alcorta y el líder de la oposición, Hipólito Yrigoyen, donde éste se compromete a abandonar la vía revolucionaria y abstencionista, R. Sáenz Peña debe promulgar una ley electoral que modernizara los comicios e impidiera el fraude electoral. Esta norma es recordada como la Ley Sáenz Peña, que instauró en Argentina el voto universal, secreto y obligatorio.
A comienzos de la década del 10 se crearon los dos primeros sindicatos de rama nacionales: la Federación Obrera Marítima (FOM) en 1910 y la Federación Obrera Ferrocarrilera (FOF) en 1912, rebautizada como Unión Ferroviaria en 1922. Los sindicatos por rama de industria recién comenzarían a generalizarse en la década del 30, con la creación de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la generalización del fordismo.
Al fallecer Sáenz Peña en 1914, su vicepresidente Victorino de la Plaza completa el mandato hasta 1916.

En 1914, los sindicatos que integran la CORA deciden disolverla e incorporarse a la FORA, lográndose así la unidad del movimiento sindical en Argentina. Sin embargo, poco duró la misma, ya que al año siguiente los sindicatos anarquistas más radicales vuelven a separarse y adoptan también el nombre de FORA. Desde entonces la central que reúne a sindicalistas, socialistas y anarquistas (y a partir de 1918 también comunistas), será conocida con el nombre de FORA del IX Congreso, y la central anarquista, como FORA del V Congreso.

Hipólito Yrigoyen (1916/1922) fue el primer Presidente argentino elegido por el sufragio popular estrenando la ley Sáenz Peña. La lucha de los trabajadores y la movilidad social contribuyeron a posicionar a Irigoyen como líder indiscutible de la burguesía argentina.
En su mensaje de toma de mando en el Congreso afirmó "No he venido a castigar ni a perseguir, sino a reparar".
Éste época se caracterizó por la presión revolucionaria que ejercían los trabajadores, donde predominaron graves enfrentamientos callejeros, huelgas masivas y una severa represión.
Durante su mandato ocurrieron dos hechos que marcaron trágicamente la lucha de la clase trabajadora por mejorar las condiciones laborales y los salarios: “La semana Trágica” en 1919 en Buenos Aires y unos años después “La Patagonia Trágica” entre 1921/22 en el sur del país.

El primero comenzó el 7 de enero con una huelga en el taller metalúrgico Talleres Metalúrgicos Vasena en Buenos Aires.
Los obreros reclamaban una reducción de las jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones laborales, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposición de los obreros despedidos. La patronal intentó utilizar los rompehuelgas, pero la policía tuvo que intervenir drásticamente. Lo que motivó que los disturbios se extendieran por toda la ciudad provocando la represión, varios muertos y heridos. Tanto el diario La Prensa que informó que había habido 8 muertos, como el diario socialista La Vanguardia  que  llevó la cifra de muertos a cincuenta., marcaron las tendencias  ideológicas que se mantendrían  a lo largo de la historia argentina.
La respuesta no se hizo esperar y la FORA del X Congreso, compuesta por socialistas, comunistas y sindicalistas; y la FORA del V Congreso de los anarquistas, llamaron a una huelga general.
Cuenta el periódico de la época La Vanguardia del 14 de enero, que el saldo de la Semana Trágica fue de 700 muertos y 4.000 heridos.
Finalmente Vasena aceptó los reclamos de los obreros, dando fin a la represión y a la huelga el  17 de enero de 1919 y los obreros finalmente consiguieron aumentos que iban en el rango del 20 al 40%, además de la liberación de los dirigentes de la FORA.



Bibliografía:

Manual de Historia de las Instituciones Argentinas - Víctor Anzoátegui-Eduardo Matir; Formación de la burguesía moderna – Manuel Bejarano; Las luchas obreras y la clase dirigente – Hugo Galmarini; Buenos Aires: una historia- José Luís Romero; La política inmigratoria – José Panitieri; El movimiento sindical argentino – Sebastián Marotta; Movimiento Obrero, nacionalismo y política argentina – Samuel L. Baily; Los sindicatos en el gobierno 73-76 – Juan Carlos Torre. Reflexiones sociológicas sobre la historia sindical argentina – Arturo Fernández; Realidad y cambio en el sindicalismo – Rubén Rotondaro; Historia Sindical- Cesar La fuente