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sábado, 28 de agosto de 2010

Peter Drucker y la novela policial negra




Autor: Lic. Pedro Dobrée (UNCo)

Los títulos de los ensayos, los cuentos, las novelas y cualquier otra manifestación de la literatura, funcionan como escaparates de comercios que invitan a quien pasa por frente a ellos a entrar. En algunos casos son serios y circunspectos y tienen solo el objetivo de informar del contenido de sus páginas, para así concitar la atención de quienes pueden estar interesados en el tema que tratan. Otros son más vocingleros y aunque buscan lo mismo, recurren a estilos más coloridos y elaborados, pretendiendo – objetivo no siempre logrado – ser más tractores de leyentes que los anteriores.
Esta nota tiene un título perteneciente al segundo grupo. Nació cuando leí una excelente novela policial argentina – que recomiendo fuertemente[1] – y reflexioné sobre un diálogo entre el protagonista, comisario retirado y marginal de la Policía Federal, y “el malo”, un  alto funcionario también de la Policía Federal. En esta reflexión recordé el concepto de Peter Drucker, sobre los objetivos de las organizaciones, cuando explica que dentro de la organización solo hay costos y que los resultados están afuera.
Para Drucker las organizaciones solo se justifican socialmente cuando tienen por objeto la satisfacción de necesidades de la sociedad o de grupos de individuos; es decir, en el contexto, afuera. Si así no sucede, la organización tiene por destino en el corto o en el mediano plazo, la agonía y la muerte.
Esta idea, en mi opinión absolutamente central en el estudio de organizaciones, está en toda la obra de Drucker.  Se evidencia en la cita siguiente: "El objetivo de una organización consiste en una particular contribución para un individuo y para la sociedad. La prueba de su rendimiento, a diferencia de un organismo biológico, por lo tanto, siempre esta fuera de ella."[2]  Un concepto similar es el que se transcribe ahora: "Finalmente, lo mas importante a recordar sobre cada empresa es que los resultados solo se dan hacia el exterior ,,, dentro de la empresa solo hay costos"[3].
Por último, y para que no queden dudas, el mismo autor también dice “ .. dentro de la empresa no existen ni recursos ni resultados. Ambas cosas existen fuera de la misma. No hay centros de beneficios dentro de la empresa; solo hay centros de costos”[4].
A continuación transcribo el dialogo de los dos personajes de la novela mencionada.  El primero es un Comisario, a quien están dando de baja de la institución, enemistado con la cúpula y distinguible de esta por su obstinada honestidad. Carece de recursos económicos y ha iniciado una acción detectivesca, por pedido de un alto funcionario de un banco privado en Bs. Aires. El segundo es un personaje de la plana mayor policial, corrupto como el que más, que lucra con la asignación de las comisarías a las diversas generaciones de oficiales. Obvio la explicación acerca de porqué y cómo, esta actividad resulta lucrativa, pues supongo que cada uno de Uds. conoce esta penosa realidad de las organizaciones policíacas en nuestro país.
El “Perro” Lascano, el comisario marginado, se encuentra con Turcheli, el “malo”. Lascano está sorprendido por que recientemente, su enemigo le ha salvado la vida, escondiéndolo y curando sus heridas, luego de una balacera en una calle de un barrio porteño.
Y decime, si no es por altruismo, ¿porqué hacés todo esto, si yo no te sirvo para nada?
Te equivocas, Perro, si todos fueran como yo, estaríamos perdidos. La Policía es un gran negocio, pero para que siga siéndolo, tiene que tener un mínimo de eficacia, de existencia real. Hay tipos que no la ven, que no se dan cuenta de esta necesidad. Que no se avivan de que a los canas como vos, hay que dejarlos hacer su trabajo.”[5]
Es decir, Mallo entendiendo la idea de Drucker hace decir a su personaje que la Policía no podría subsistir como organización si no cumpliera, al menos mínimamente, con sus objetivos de descubrir a los ladrones y a los asesinos, y velar por el imperio de la Justicia.


[1] Ernesto Mallo, “Delincuente Argentino”; Editorial Planeta, Buenos Aires 2007
[2] Peter Drucker, "Escritos Fundamentales, Tomo III, Editorial Sudamericana, Ba.As., 2002. (Pag. 76)
[3] Peter Drucker "Las nuevas realidades"; Editorial Sudamericana, Barcelona, 1999. (pag. 261)
[4]  Peter Drucker "La Gerencia Efectiva"  Editorial Sudamericana; Bs.As. 1998 (pag. 15)
[5]  Ernesto Mallo, Op. Cit. (Pag. 19)

Responsabilidad Social Empresaria: ¿y las PyMes?

Autora: Mg. Blanca Tirachini (UNCo)
blancatirachini@yahoo.com.ar


En estos días, en la mayoría de los ámbitos académicos y de prácticas en gestión de empresas aparecen temas relacionados con la RSE (responsabilidad social empresaria), aunque frecuentemente no se sepa muy bien a qué se refieren en forma concreta.
Existen varias descripciones respecto de qué actividades debe desarrollar una empresa para comportarse de una manera socialmente responsable, dado que muchos organismos internacionales y de otro tipo han formulado sus interpretaciones: las Naciones Unidas (Pacto Global), la Unión Europea (Libro Verde), ONGs interesadas en el tema (ETHOS en Brasil, BSR en Estados Unidos, etc.).
Sin embargo, en un esfuerzo de síntesis es posible decir que la RSE es “respeto”: respeto hacia los empleados propios; respeto hacia los clientes; respeto hacia el medio ambiente; respeto hacia los grupos más vulnerables de la sociedad. Es verdad que estos simples mandatos requieren de cierto grado de elaboración para convertirse en programas de actividades concretas. Por ejemplo, el “respeto hacia los empleados propios” puede desdoblarse en las siguientes prácticas: primero, mantenerse en el mercado, manteniendo las fuentes de trabajo; segundo, generar “trabajo decente” (sin emplear niños, ni “trabajo en negro”, ni “contratos basura”); tercero, abstenerse de prácticas discriminatorias al contratar, ascender y desarrollar al personal. Con cada uno de los otros grupos que la empresa debe “respetar” se pueden realizar aperturas similares, estableciendo actividades éticas para cada empresa.
Si analizamos detenidamente estas propuestas, es posible llegar a la conclusión de que las empresas que hacen RSE en realidad producen una “inversión hacia su propio futuro”: respetar a los empleados produce relaciones de lealtad y mayor productividad (evita también juicios laborales); respetar a los clientes los “fideliza” y los convierte en “co-creadores” de nuevos productos y/o servicios; respetar el medio ambiente evita multas y juicios; y respetar a los grupos más vulnerables construye una reputación valiosa. En síntesis, la RSE “es un buen negocio.”
Así lo han entendido la mayoría de las grandes empresas en Argentina, que ya sea a través de áreas dentro de la compañía o mediante fundaciones relacionadas, desarrollan múltiples actividades de RSE.
¿Y las PyMes? Son escasas las actividades que se ven en RSE… Pero hacen mucho más de lo que aparece en los medios de comunicación… En realidad, las pequeñas y medianas empresas están en mejores condiciones de producir estrategias correctas en RSE. Veamos: un cheque para cierta necesidad social es fácil de emitir, pero eso es simple filantropía y no contribuye a la real solución de problemas. Las empresas se involucran más si, en vez de “dar un pescado”, enseñan a pescar, es decir producen cierto tipo de inversión social, se involucran particularmente con los problemas. Finalmente, mejor que enseñar a pescar, es pescar juntos: desde esa perspectiva es posible generar cambios reales en el ambiente.
Los responsables de las PyMes, por su mismo tamaño, están más “cerca” de todos los que hay que respetar, y frecuentemente lo hacen, tal vez sin mucha prensa, quizás un poco invisibilizadas. Es de resaltar que no tienen las disponibilidades financieras de las grandes empresas. Pero son más concientes de los problemas y las necesidades y pueden trabajar más codo a codo con los distintos grupos, para resolverlos y crecer como empresas y como personas.

viernes, 27 de agosto de 2010

Estrategia en los negocios. Primera parte: sus orígenes militares



Autor:  Lic. Leonardo N. Ibacache [1]


El concepto de estrategia proviene de la palabra griega “strategos”, que significa “jefes del ejército”. Tradicionalmente utilizado en el terreno de las operaciones bélicas, sólo en una época bastante reciente este término ha sido aplicado a otras actividades humanas y, en particular, a las vinculadas a los negocios.
Su empleo en la administración significa mucho más que sus acepciones de carácter militar, aunque su origen militar ha sido fuente de su terminología en la administración e incluso existen obras clásicas sobre estrategia organizativa  provenientes  de ese ámbito.
Sin duda las dos obras más significativas y más antiguas pero dotadas de una inmensa vigencia en este sentido son: “El arte de la guerra” de Sun Tzu y “Sobre la guerra” de Karl Von Clausewitz.

Sun Tzu, fue un legendario general chino, autor del más antiguo tratado militar chino, “El arte de la guerra”, escrito en torno al 500 a.C., en el que describe el armamento chino junto con sus sistemas de mando, comunicación, disciplina, distinciones de rango, estrategia y logística

Por su parte, Karl Von Clausewitz (1780 - 1831) fue militar y teórico de la guerra, prusiano. Director de la escuela de guerra de Berlín (1813-1820) elaboro una teoría militar y analizo el fenómeno bélico como un todo orgánico. Sus obras fueron editadas con el titulo de “Obras póstumas sobre la guerra” y “la conducción de la guerra” (1932-37, 10 volúmenes)

Básicamente el merito de estos autores es que fueron los primeros en plantear una sistematización analítica acerca de la guerra y el accionar en esta instancia. Pero ambos, a su modo reconocen la diversidad posible de resultado finales dado que en definitiva ningún destino esta escrito, aunque obviamente, no es menos cierto que aquel no tiene objetivos predeterminado no corre el riesgo de alcanzarlos, y por lo tanto, cualquier destino al que llegue, indistintamente de cual sea este le parecerá igualmente bueno.

Fragmentos del libro: “El arte de la guerra” de Sun Tzu

“Quienes sean capaces de planificar la victoria desde el templo, antes de iniciar los combates, lo deberán a sus completos y esmerados cálculos preliminares. Si presagian la derrota es porque aun no tienen planes ni preparativos adecuados, y las condiciones para la batalla son insuficientes.
Quienes planifiquen, se preparen suficientemente y cuenten con las condiciones adecuadas podrán triunfar. Quienes no dispongan de planes y preparativos adecuados y de condiciones suficientes sufrirán perdidas.”

“Cada vez que ganes una batalla, evita repetir las mismas técnicas; transfórmalas de acuerdo a las circunstancias”

“Así como el agua esta circunscripta por el lecho del rio que cambia de curso, de la misma forma, en la batalla decidirás tus tácticas de combate de acuerdo a las circunstancias que te ofrezca el enemigo.
En la guerra jamás las condiciones son idénticas ni permanecen constantes. Todas las formas de combatir cambian. Por todo lo expresado, quien conquista el triunfo mortificando sus estrategias de acuerdo a los cambios que observa en su contrincante, merece ser llamado Maestro en estrategia.
Los cincos elementos (madera, tierra, fuego, metales y agua) interactúan mutuamente pero ninguno predomina en forma indefinida; las cuatro estaciones se alternan, ninguna es eterna; hay días cortos y largos; la luna va menguando y creciendo permanentemente”

Fragmentos del libro: “De la guerra” de Karl Von Clausewitz

“La estrategia es la utilización de un encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra. Por ello, debe proporcionar un objetivo a toda la acción militar, un objetivo concordante con el de la guerra. En otros termino, la estrategia traza un plan de guerra y, teniendo en cuenta un objetivo, planea cada una de las campañas y los encuentros que tendrán lugar en cada una de ellas. Como estas cuestiones en su mayoría sólo pueden determinarse con presunciones, y algunas de ellas no se materializa jamás, y otras no pueden preverse de ninguna manera, se hace evidente que la estrategia debe ingresar en el campo de batalla con el ejercito para arreglar las minucias sobre el terreno y hacer cambios sobre el plan general, lo que es necesario constantemente. Por lo tanto la estrategia nunca deja de trabajar.
Esta perspectiva no siempre fue adoptada, al menos conjuntamente, lo que se evidencia en la vieja costumbre de mantener la estrategia dentro del gabinete y lejos del contacto con el ejército. Esto sólo puede ser admisible si el gabinete esta tan cercano al ejercito que puede ser considerado como su principal cuartel general. [….]”

“Ciertamente, los medios que utiliza la estrategia son tan ilimitadamente aprehensibles y conocidos por su repetición continua que no es saludable para el sentido común que los estudiosos se refieran a ellos con una jactancia acentuada. La acción de rodear un flanco, que ha sido practicada mil veces, es considerada por algunos como síntoma del genio más brillante; para otros, es prueba del conocimiento y el análisis más profundos. ¿Es posible que existan en el medio académico exageraciones tan absurdas?
Esto se vuelve más absurdo si pensamos que estos mismos analistas, de acuerdo con la opinión más extendida, separan de la teoría todas las fuerza morales y sólo permiten considerar las fuerza materiales, de manera tal que todo queda determinado por relaciones materiales de equilibrio y supremacía, tiempo y espacio, y algunas líneas y ángulos. Si sólo se tratara de esto, entonces seria algo despreciable, de lo que no podría extraerse un problema científico para un simple escolar.
Pero tengamos presenta que aquí no se trata de problemas y formulas científicas. Todas las relaciones de las cosas materiales son muy sencillas. Entender las fuerzas morales que intervienen es más complejo. Pero incluso en lo concerniente a estas fuerzas, las complejidades intelectuales y la diversidad de cantidades y relaciones sólo deben buscarse en las esferas superiores de la estrategia. En este punto, la estrategia se toca con la política y el gobierno o, mejor dicho, se convierte en ambos simultáneamente y, como dijimos anteriormente, estos influyen más sobre lo mucho o poco que se hará sobre como se llevara a cabo. Donde prime esta ultima cuestión, como en los actos aislados de la guerra, ya sea pequeño o grande, los valores morales y mentales se reducen a una pequeña cantidad. ´[…..]”


Bibliografía consultada:

-        Mintzberg; Henry y Quinn, James Brian (1988) “El proceso estratégico” conceptos, contextos y casos. Capitulo 1: “El concepto de estrategia”, Paginas 11 a 22. Ed. Prentice Hall. México.
-        Sun Tzu (2003) “El arte de la guerra”, Capitulo 6 “la alternancia de lo lleno y de lo vacío”, paginas 37 a 44. Ed. Pluma y papel ediciones. Argentina.
-        Clausewitz, Karl Von (2004) “De la guerra”, del Libro tercero (síntesis), capitulo I, paginas 119 a 125. Ed. Ediciones Libertadores. Buenos Aires.



[1] Licenciado en Administración,  Analista en marketing y estudiante avanzado de la licenciatura en Sociología.
Docente a cargo de la materia “Administración Financiera” en Universidad de Flores y ayudante en la asignatura “Administración de ONG´s” y Tercer Sector” de Universidad Nacional del Comahue. Además dicta las materia: “Organización de empresas” en el Instituto Terciario “Isi College” y “Administración I” en el Instituto Superior Terciario “General Roca”.

Brevísima historia mundial de la Contabilidad Pública



Autor:  Pedro Dobrée  (UNCo - Uflo Comahue)

Instigado por el artículo de Polito Belmonte donde comenta la aparición en la Italia del siglo XV, de la “Contabilidad de la Partida Doble”, base de la sofisticada técnica que hoy conocemos, quisiera hacer unas muy breves referencias a ciertas etapas distinguibles en una historia de la Contabilidad Pública, prima hermana de aquella, pero claramente distinta, tanto por sus orígenes como por sus objetivos.
Para A. Premchand[1], un oficial de carrera del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional, se pueden distinguir 5 etapas en esta historia.
La inicial incluye las primeras referencias a las prácticas de los gobiernos de Atenas y las sociedades del medio Oriente, las de la China y de India y los de la era pre – Cristiana y luego hasta el siglo XV en Europa. Ejemplos de los registros de esta etapa son los informes que recibía el emperador chino, relativos a la población de las diversas regiones de su reino, las superficies cultivadas y anotaciones sobre la recepción de dinero y de granos. En todos los casos los objetivos de los registros son los de auditar los valores recaudados y hacer algunas predicciones sobre las exacciones del futuro.
La segunda etapa refleja un intento organizado de codificar el sistema. Aunque la aparición de la contabilidad de doble entrada nace hace algo más de 500 años[2], esta no influye sobre la actividad en el Estado “… que permanecía como una teneduría de libros, ausente de teoría y metodología”.[3] Quienes hicieron avances en materia de sistematización de rutinas tributarias, reforzando la posición del gobernante, fueron los Cameralistas[4] alemanes que dominaron el pensamiento sobre las reales finanzas, desde mediados del siglo XVI, hasta el fin del siglo XVIII. En este período la Contabilidad Pública adquiere un status académico, pues se inauguran cátedras para la formación de funcionarios, en varias universidades alemanas y en la Escuela Palatina de Milán. Su objetivo incluye ahora la instrumentación de políticas económica - financieras que favorezcan no solo el fortalecimiento del gobierno, sino también el crecimiento del monto total recaudado, indicador de la riqueza y el bienestar de la población.
La tercera etapa acompaña la democratización de los gobiernos monárquicos. Mientras el poder se trasladaba desde el trono hacia el pueblo, la contabilidad pública evolucionaba incorporando estatutos y leyes, poniendo gran hincapié en presupuestos de ingresos y de egresos y subrayando el carácter jurídico de estos. El objeto vira con el poder: ahora son los gobernados que controlan a los gobernantes, admitiendo solo los impuestos aprobados por los representantes de aquellos y vigilando la legalidad del gasto, al comparar a este contra el presupuesto.
Originadas estas nuevas características en países colonialistas de Europa, el sistema se difunde a las colonias; en cada caso, con las particularidades del sistema de la respectiva “madre patria”.
La cuarta etapa es la que nace junto con la aparición de nuevas funciones del Estado y en relación a estas. En los países donde el Estado es el propietario de los medios de producción, la contabilidad estatal incorpora un importante bagaje estadístico y frente a la ampliación de las funciones económicas del gobierno, deberá registrar las existencias de activos y deudas. En los países capitalistas el fenómeno adquiere similares características, atento a la intervención keynesiana del gobierno en las economías y las experiencias de la crisis de los años 30 del siglo pasado. La contabilidad pública incluye ahora temas como costos de producción, evaluaciones de inversiones y otras cuestiones relativas.
La quinta y actual etapa es una consecuencia natural de la permanente evolución del Estado y del crecimiento de las necesidades de este en materia de información sobre costos, ingresos, activos y pasivos y complejas situaciones financieras.
Ante las nuevas circunstancias que viven los Estados, la Contabilidad Pública se encuentra padeciendo de[5]:
  • Visión de corto plazo
  • Dificultades a la hora de enfrentar nuevos valores sociales como el derecho de los ciudadanos a la información y las obligaciones del gobierno de proporcionarlo
  • Escasa utilidad para la toma de decisiones
  • Dificultad en la valoración de la equidad intergeneracional y
  • Rigidez en compadecerse con la nueva actitud del Estado en cuanto a su “orientación hacia el cliente”[6].
Las diferencias entre la Contabilidad Pública de las primeras tres cuartas partes del siglo XX y la de los últimos años de aquel y los primeros del corriente, se manifiestan en el cuadro que se inserta a continuación[7].

Aspectos tradicionales:
Presupuesto: pieza única
Partida simple
Base de caja
Control de legalidad y rendición de cuentas
Usuarios: órganos de control
Reformas actuales:
Presupuesto: pieza clave, pero no única.
Mayor número de usuarios (además de los órganos de control, se agregan los decidores políticos y la población en general)
Ampliación de los objetivos: presupuestarios + económico – financieros
Aproximación al modelo empresarial: generalización del principio del devengado.


Los países en que se están manifestando los cambios propios de esta etapa son los de la Unión Europea y los de la OCDE[8], que incluyen entre otros  – además del conjunto anterior – a Canadá y EEUU en América y a Nueva Zelanda y Australia en Oceanía. Al frente del proceso van los países de origen sajón, principalmente Nueva Zelanda y Australia, y “last, but not least”, los de origen latino[9].
Además de la presión por las falencias arriba mencionadas, es necesario subrayar que los requisitos de la convergencia fiscal nacidos del Tratado Maastrich, se han convertido en un factor decisivo para la introducción de reformas, incluidas las contables, en los países de la Unión Europea.
En Argentina la modernización a llegado de la mano de la ley nacional 24.156 de la “Administración Financiera y de los Sistemas de Control del Sector Público Nacional”.
No corresponde analizar esta ley, pues esta es solo una historia de la Contabilidad Pública - para colmo brevísima – y no pretende llegar a tanto. Podemos sí decir que los intentos no fueron muy importantes y solo basta leer los artículos 2do. y 4to. de la ley – de los objetivos – para comprobar esto.




[1] A. Premchand “Effective Goverment Accounting”; International Monetary Fund, Washington, 1995
[2] Ver “Administración desde el Sur” Nª 2 y el artículo de Polito Belmonte sobre los orígenes de la contabilidad en la Edad Media.
[3] A. Premchand; op.cit.
[4] Integrantes de una corriente de pensamiento cercanos a los mercantilistas ingleses y fisiócratas franceses. Además de Alemania, las cortes de la Rusia Imperial y de Austria evidencian su influencia.
[5] Tomado de “El proceso de modernizaciòn de la Contabilidad Pública en la UE” www.tdr.cesca.es
[6] La “orientación hacia el cliente” es la que están adoptando y discutiendo muchas oficinas públicas de países modernos. La literatura sobre el tema es amplia, pero un ejemplo es el de "Engaging public sector clients; From Service - Delivery to Co - production"  John Alford; Edit. Palgrave - McMillan; Gran Bretaña, 2009
[7]Tomado de “El proceso de modernizaciòn de la Contabilidad Pública en la UE” www.tdr.cesca.es
[8] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
[9] Una manifestación de este proceso la encontré en un “paper” estadounidense, en donde se discutía la necesidad de hacer reservas, imputadas al costo actual de los servicios municipales, para los gastos de ejercicios futuros en mantenimiento de estatuas y monumentos públicos.

El modelo sindical en Argentina

Lic. daniel alonso
Administracion de r.r.h.h. - uflo

El sindicalismo es el sistema de organización que tienen los trabajadores, por medio de las asociaciones gremiales, para la defensa de los intereses de sus representados.
La ley sindical argentina establece un modelo de “unicato”, fijando reglas y consideraciones que privilegian a un tipo de organización respecto de otras.
El 23 de Marzo de 1988 fue sancionada la LEY Nº 23.551, en ella los legisladores establecieron que los trabajadores tienen los siguientes derechos sindicales:
a) Constituir libremente y sin necesidad de autorización previa, asociaciones sindicales;
b) Afiliarse a las ya constituidas, no afiliarse o desafiliarse;
c) Reunirse y desarrollar actividades sindicales;
d) Peticionar ante las autoridades y los empleadores;
e) Participar en la vida interna de las asociaciones sindicales, elegir libremente a sus representantes, ser elegidos y postular candidatos.
También se encarga de diferenciar los tipos de asociaciones gremiales: a) Sindicatos o uniones; b) Federaciones, cuando agrupen asociaciones de primer grado y  
c) Confederaciones, cuando agrupen a las asociaciones contempladas en los incisos que preceden a éste.
Podrán conformar sindicatos o uniones, cuando los trabajadores pertenezcan a:
a)  una misma actividad o actividades afines (Ej. metalúrgicos, camioneros).
b) un mismo oficio, profesión o categoría, aunque se desempeñen en actividades distintas (Ej. agentes de propaganda médica).
c) o presten servicios en una misma empresa (Ej. Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma).
En la administración pública coexisten sindicatos con personerías superpuestas avaladas por el propio Estado por leyes y resoluciones posteriores (ATE y UPCN, sectoriales municipales).

La normativa prevé dos tipos de sindicatos:

  • Los simplemente inscriptos que poseen derechos limitados, restringiendo su actividad a la de peticionar o representar a los intereses individuales de los trabajadores afiliados.

  • Los que tienen personería gremial que cuentan con los derechos exclusivos de representar a los trabajadores frente a conflictos y negociar condiciones contractuales del trabajo de manera colectiva.

 

Es claro que las asociaciones sindicales simplemente inscriptas que decidan representar trabajadores de un mismo oficio, profesión o categoría, y que pretenden desplazar a un sindicato con personería gremial, deberán demostrar que existen intereses gremiales diferenciados. La ley impide acceder a la personería gremial a los sindicatos de empresa, cuando en la misma zona, actividad o profesión preexistiera un sindicato que ya tuviera personería.

Este esquema ‘univocidad promocionada’ si bien permite que haya dos o más sindicatos por actividad, exige que sólo uno tenga personería gremial.

Los defensores de igualdad sindical plantean que la normativa choca con el artículo 14 bis de la Constitución y con los principios de organización libre y democrática.

Esta posición fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia en el fallo que dictó en la causa Adriana Rossi contra el Estado Nacional y la Armada Argentina, lleva la firma de todos los magistrados y confirma el criterio de libertad sindical que inauguró el tribunal en noviembre de 2008, en el caso ATE ( causa Asociación Trabajadores del Estado c/ Minis­terio de Trabajo s/ Ley de Asociaciones Sindicales").

Con el título de “El fin del unicato sindical amplía la democracia”, Horacio Meguira: Director del Departamento Jurídico de la CTA, inicia sus comentarios acerca de que las sentencias de la Corte y de la Justicia ordinaria reflejan el surgimiento de representaciones genuinas que están gestando otro modo de organización de los trabajadores.

El propio Ministro de Trabajo Carlos Tomada plantea que se está cuestionando la vigencia del modelo sindical argentino y el debate de la libertad sindical. A partir del otorgamiento de la inscripción gremial a una nueva central sindical (CTA.), se han producido una serie de discusiones, interpretaciones y hasta confrontaciones de intereses sectoriales agudizando el debate sobre el movimiento sindical.

Sin embargo en defensa del modelo vigente, manifiesta que para evitar algunas interpretaciones apresuradas o simplificadas es necesario aclarar que el sistema sindical argentino, se caracteriza por el siguiente funcionamiento institucional: 

  • No hay restricciones al derecho de crear organizaciones de trabajadores. Prueba de ello son los dos mil setecientos setenta y seis sindicatos existentes, entre sindicatos inscriptos y los más representativos.
  • No hay limitación a la construcción de sindicatos o federaciones, ni impedimentos a la afiliación internacional, en el más absoluto pluralismo político. 
  • No hay obstáculos a la libre y democrática organización interna, con autonomía   de gobierno y empresarios. 
  • No hay ausencia de protección legal contra la persecución antisindical de delegados y activistas. El art. 47 de la Ley Nº 23.551 establece expresamente que todo trabajador que fuere impedido u obstaculizado en el ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical, puede reclamarlos ante la Justicia, a fin que se disponga el cese inmediato del comportamiento antisindical.


No obstante reconoce que la normativa legal deberá incorporar en el futuro nuevas reglas con el objeto de dinamizar la representación en los niveles intermedios, entre otras transiciones.


El Convenio 87 sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación establece en la Parte I. Libertad Sindical que:
Artículo 1
Todo Miembro de la Organización Internacional del Trabajo para el cual esté en vigor el presente Convenio se obliga a poner en práctica las disposiciones siguientes.
Artículo 2
Los trabajadores y los empleadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como el de afiliarse a estas organizaciones, con la sola condición de observar los estatutos de las mismas.
Artículo 3
1. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus representantes, el de organizar su administración y sus actividades y el de formular su programa de acción.
2. Las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal.
Artículo 4
Las organizaciones de trabajadores y de empleadores no están sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa.
Artículo 5
Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen el derecho de constituir federaciones y confederaciones, así como el de afiliarse a las mismas, y toda organización, federación o confederación tiene el derecho de afiliarse a organizaciones internacionales de trabajadores y de empleadores.

En noviembre de 2008, la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad del artículo 41 inciso (a) de la Ley 23.551,  “Ley de Asociaciones Sindicales”, porque afecta la libertad de agremiación de los trabajadores.  
Este fallo sobre un caso específico, la Corte Suprema (CSJN) dictó una resolución clave para el mundo empresario/. El máximo tribunal determinó que los delegados de los gremios "simplemente inscriptos" tienen la misma protección legal que los de “sindicatos con personería gremial”.
El conflicto intersindical, los enfrentamientos entre comisiones internas y las huelgas producidas como consecuencia de esa situación, han sido moneda corriente en la historia del movimiento sindical argentino.
Estas disputas muchas veces fueron causadas por diferencias ideológicas, partidistas e incluso definiciones antagónicas acerca del rol central de los sindicatos en la sociedad.
Tenemos antecedentes cercanos como los conflictos acontecidos en la transnacional Kraft Foods, cuando uno se acerca a la información de los medios, los primeros datos acerca del origen de la huelga, mostraban como causa, el despido de 162 operarios y por los menos cinco los representante de la comisión interna, producto de reclamos no atendidos por la empresa.
Este conflicto se agravó con la participación de integrantes de organizaciones estudiantiles y populares de izquierda que terminaron bloqueando el acceso más importante de la ciudad de Buenos Aires.
Pero cuando uno bucea en las causas, se da cuenta que en realidad el conflicto se origina por factores endógenos a la empresa. Este es una de los tantos casos en el cual la comisión interna no fue reconocida por el sindicato con personería gremial. Es importante destacar que dicha organización es STIA (Sindicato de Trabajadores de la Alimentación) conducido por peronistas ortodoxos que obviamente están adheridos a la Confederación General del Trabajo (CGT). 
Está claro entonces que los motivos de fondo no son reclamos salariales o mejores condiciones de trabajo, sino la lucha por la propia existencia que plantean los delegados para que se les permita organizar un sindicato propio.
El mismo caso se produce con una línea de delegados de subterráneos que intenta desvincularse de la UTA (Unión Tranviarios Automotor), y como en el caso anterior también pertenece a la CGT.
Debemos recordar que la representación del movimiento obrero es disputada por dos centrales, la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
La primera representa al peronismo gremial nacido por inspiración del líder político en los albores del peronismo a mediados de la década de los 40 y la segunda surge como movimiento contestario de los 90 y conformado por la izquierda y los peronistas mas radicalizados.
El modelo sindical establecido por la normativa vigente, favorece una pugna permanente por ese encuadramiento. Las disputas algunas veces se dilucidan legalmente mediante fallos como los que hemos mencionado, pero otras veces, esas disputas se traslucen en medidas en algunos casos violenta como: toma de fábricas, cortes de rutas y escraches, favorecida por los sectores políticos más combativos.
Julián de Diego reconocido abogado de empresas, afirma: “las empresas son el campo de batalla en el conflicto entre los sindicatos tradicionales y los meramente inscriptos”, son testigos mudos de una legislación que deberá regular en el futuro situaciones como éstas.


Fuente: LA NACION, INFOBAE, OIT, Ley 23 551 Asociaciones Sindicales, Dpto. Jurídico CTA, El Cronista, Equipo Federal del Trabajo

jueves, 26 de agosto de 2010

Génesis y evolución de la Contabilidad en la Edad Media



Autor: Santiago Polito Belmonte

  La diferencia básica entre los capitalistas, si así puede llamárseles, del mundo grecolatino mediterráneo, con los que surgirán a partir del renacimiento urbano y comercial de los siglos XI y siguientes, radicará en el origen de sus capitales: en la antigüedad clásica, el acrecentamiento de bienes y riquezas será el resultado de afortunadas guerras de conquista y de las exacciones y despojos de los pueblos y regiones dominadas por el conquistador. Un ejemplo típico es el del romano Craso que, como prestamista financia las campañas electorales de Julio César y se resarce con creces una vez que éste regresa victorioso luego de conquistar las Galias.
   Por el contrario, el capitalismo bajo-medieval, nacerá y prosperará como resultado del cálculo y la especulación mercantil, a partir del accionar del mercader itinerante que, después del año mil, en una Europa occidental  ya menos azarosa por el término de las oleadas invasoras que la venían jaqueando desde el Siglo V casi sin interrupción, se animará a comprar lo más barato posible allí donde abundan algunas mercancías, para ir a venderlas al precio más alto , aunque no sin correr grandes riesgos, en otras regiones donde escasean o no se las produce. La diferencia resultante, -si logra regresar indemne a su punto de partida- , constituirá su ganancia y, paulatinamente, dará inicio a un precapitalismo de corte netamente comercial.
   La paulatina evolución y acrecentamiento subsiguientes son sobradamente conocidos: del mercader itinerante solitario, a la empresa familiar (sin intermediarios) y de ésta a las sociedades en commenda de varios comerciantes reunidos para compartir pérdidas y ganancias.
   Paralelamente, la evolución se dará también con el funcionamiento de las ferias anuales de Champaña: en enero y febrero en Lagny; marzo y abril en Bar-sur-Aube; mayo y junio en Provins; julio y agosto en Troyes, septiembre y octubre en San Ayoul, (Provins) y de nuevo en Troyes, (pero ahora en San Remi) en noviembre y diciembre cuyo mayor esplendor se registra en el Siglo XIII, y en las cuales, el primitivo tránsito de las mercancías desde los mares Mediterráneo y Báltico hasta Champaña, requería también el riesgoso traslado de las diferentes monedas en metálico en uso: florines, ducados, dinares, libras, marcos, etc. modalidad que dará lugar a la actividad de los imprescindibles cambistas, en sus comienzos de origen lombardo, a los que se les dominará banqueros porque solían sentarse en las ferias en un banco de madera, desde el cual realizaban el canje de las distintas monedas, obteniendo de esa manera sus ganancias.
   No obstante, ya bastante antes del 1300, año en el que hace su aparición el mercader sedentario que desde su empresa y su ciudad de origen dirigirá todas sus operaciones comerciales merced a un ejército de comisionistas, representantes y empleados que trabajan para él, dicho peligroso traslado de monedas junto con las mercaderías, será paulatinamente remplazado por medios de pago cada vez más sofisticados: la letra de cambio, el pagaré, el crédito y, sobre todo, el funcionamiento de un verdadero clearing y cámara compensadora al cierre de cada feria.
   No es nuestro propósito reseñar pormenorizadamente esa evolución que acompañará a la creciente acumulación de capitales en manos de los mercaderes y financistas burgueses de la Baja Edad Media; baste señalar que antes del Siglo XIV ya estaban en germen los que luego serían los seguros marítimos, las sociedades anónimas y todo un complejísimo sistema de intercambios, con técnicas cada vez más eficaces para la obtención de ganancias y acrecentamiento del lucro, objetivo primero y principal de toda esa actividad comercial, inexistente en la anterior etapa de la Alta Edad Media.
   Nos interesa sí, referirnos a esa otra actividad concomitante con el desarrollo comercial y que constituye la piedra de toque en el perfeccionamiento del sistema: los estudios contables o el conocimiento de la teneduría de libros comerciales.
   Necesariamente, todas esas operaciones que acabamos de mencionar, exigían día a día procedimiento más afinados y precisos, métodos más seguros y menos complicados, riesgos unitarios o centralizados, disponibles allí, en los lugares desde los cuales se dirigían las empresas y sus operaciones.
   Explicablemente, en sus inicios, esas anotaciones surgieron dispersas en cada sucursal, con libros para las compras, para las ventas, para los deudores y para los acreedores, para las existencias o stock in hand de mercaderías, para el pago de los salarios de operarios y de empleados y, sin duda alguna, también el códice secreto en el que figuraban los guarismos escamoteados a los competidores y a los recaudadores de impuestos. Tan antiguos resultan los registros en negro.
   Indudablemente, tantas y tan variadas anotaciones dificultaban no sólo las operaciones en sí mismas sino también su claro control y, consecuentemente, dificultaban la prevención del damnum emergens  como también el cálculo del lucrum cessans, imprescindibles para la obtención de la sagrada ganancia.
   La práctica de realizar un previo presupuesto de gastos e inversiones para obtenerla  surgió tempranamente, así como el registro separado de las cuentas propias y de las cuentas de otros que luego, en la modernidad, derivarán hasta las actuales cuentas corrientes, pero que ya en el Siglo XIII posibilitaban efectuar pagos recíprocos por compensación sin traslado de efectivo.
   La expansión de esta cada vez más compleja organización de los negocios, requirió un paulatino avance en las técnicas contables y, de manera explicable, tal como lo afirman los tratadistas e investigadores tanto de estos aspectos teóricos de las actividades, como en sus aspectos prácticos operacionales, fueron los mercaderes italianos los primeros innovadores en casi todos los rubros y también en lo que Werner SOMBART (1) denominó la piedra angular del capitalismo moderno: la contabilidad por partida doble, invención atribuida en algún momento a los genoveses, sobre la base de un hallazgo realizado en uno de los registros contables de los Massari, mercaderes de esa ciudad italiana, fechado en 1340, aunque más recientemente F. Melis (2) descubrió un asiento de doble entrada en un Banco de la ciudad de Pisa, fechado en MCCCXXXVI, es decir 1336.
   Casi sin discusiones se acepta hoy la aparición de esta técnica en la región de Toscana en la primera mitad del Siglo XIV y su difusión pudo ser rastreada desde las ferias de Champaña a partir de los libros registrales de los Rinieri Fini, cuya etapa de mayor actuación se sitúa entre 1295 y 12305.
   Esta verdadera revolución de la contabilidad, como la denomina Le Goff, (3) se difundirá a paso de hombre, con la lentitud propia de la época y también será hallada, bien que con las diferencias de método y utilaje, entre los mercaderes de la Hansa Teutónica y más lejos aun, en los registros realizados sobre cortezas de abedul (berestá) de las ferias eslavas contemporáneas en Nijni Novgorod, claro que en ambos casos los procedimientos resultan más rudimentarios que los utilizados por los italianos.
   Digamos también que esas técnicas italianas recién comenzarán a generalizarse a fines del Siglo XV y aun algo más tarde, en regiones no tan alejadas, como las ciudades portuarias del occidente francés: Bretaña, La Rochela, Burdeos, etc., pero allí donde se aplican, encontraremos al mercader sedentario, que maneja la urdimbre de sus vastas y alejadas empresas y negocios, desde lo que hoy denominaríamos casa matriz y merced a un nutrido grupo de agentes, comisionistas, representantes, contables y empleados, que allí y en el extranjero le responden, tema éste abundantemente documentado en la correspondencia comercial de la época que, afortunadamente, ha sido
prolijamente conservada.
   Veamos todavía un aspecto más, pero no menos importante, relacionado con esta aparición y crecimiento de las técnicas contables. Sabido es que las hoy denominadas ciencias económicas recién adquieren verdadera relevancia y autonomía a fines del Siglo XVIII y ello con motivo de la Revolución Industrial, sin que por entonces su enseñanza y aprendizaje se llevara a cabo en los ámbitos universitarios. En esta, como en tantas otras disciplinas científicas, las demandas que va formulando día a día la cambiante realidad socioeconómica, no será satisfecha en sus inicios por la Vniversitas, dado que la aritmética y la geometría, sólo serán meramente  y hasta bien entrada la modernidad, dos de las cuatro vías (quadrivium) que se cursaban en la Facultad de Artes.
   En los siglos XIII al XV, los conocimientos comerciales y bancarios, la teneduría de libros mercantiles, las nacientes técnicas que acompañan el creciente desarrollo del capitalismo y sus operaciones conexas, debieron idear y crear simultáneamente los ámbitos y los métodos para adiestrar a quienes necesitaban utilizarlos. Inicialmente, ese aprendizaje en el arte de los negocios, imprescindible para lo que podríamos denominar el perfil o la areté  del perfecto burgués empresario, sólo tuvo la forma de un adiestramiento típicamente medieval, similar al del aprendiz aspirante a oficial en los talleres de los gremios de artesanos o al del paje aspirante a escudero al servicio de un señor feudal. Todos ellos respondían a una gradualidad sin prisas, para alcanzar la consagración como Maestro o como Caballero, según el caso, o en los negocios como Contable experimentado en el metier comercial, pero siempre con un entrenamiento práctico continuo, al servicio de algún mercader acreditado, ya se tratara de alguien perteneciente a su propia familia (empresa familiar) o en alguna firma amiga en actividad.
   Al respecto, resulta suficientemente esclarecedora la obra de Francesco di Balduccio Pegolotti (1310-1342), titulada Prática della mercatura, para citar una entre varias que se asemejan y constituyen una especie de manuales al uso, en los que se reunían y describían experiencias, proponiendo ejemplos y problemas. Pero en realidad, el peso y lo importante de ese aprendizaje, continuará por muchos años basado, en lo práctico, trabajando con algún mercader acreditado y en lo teórico, en los limitados conocimientos de la aritmética y el cálculo propios de la época. Recordemos que el cálculo recién pudo progresar más fácilmente en Europa occidental a partir del Siglo XIII, gracias a la generalización en los ámbitos mediterráneos de la numeración arábiga, sobre todo con la utilización del cero indostánico, y la colocación de las cifras en posiciones fijas predeterminadas y constantes. Menos importante pero no desdeñable como facilitación de las operaciones, será también la adopción de la datación moderna en día, mes y año y la introducción y difusión del reloj en lo alto de los edificios comunales, con la división de los días en 24 horas mensurables, todo lo cual contribuirá e imponer el número, la precisión, el cronograma y la planificación en las prácticas contables.
   Mención aparte merece el personaje que durante mucho tiempo fue considerado como el creador de la contabilidad por partida doble, aunque se tarea -valiosísima- fue la de mejorarla , llevándola a gran altura matemática y también la de difundirla. Nos estamos refiriendo a Luca PACIOLI (c.1445-c.1510), con quien la matemática medieval alcanza su culminación simultáneamente con Leonardo PISANO.
   Relacionado íntimamente desde su juventud con las cortes burguesas italianas del quatrocento y con los artistas del Renacimiento, en 1477 PACIOLI ingresará en la orden de los franciscanos y comenzará a enseñar desde entonces en numerosas ciudades italianas. Su obra más famosa Summa de Arithmética, Geometría, Proportioni e Proportionalitá, será editada en Venecia en 1494 y constituye una verdadera enciclopedia matemática, escrita no en latín sino en lingua volgare, el toscano, ya para entonces definitivamente ennoblecido por escritores de la talla del Dante, Petrarca y Bocaccio. Esa obra comprende cinco partes, la primera de las cuales se ocupa de aritmética y álgebra; la última de geometría y, en lo que más nos interesa en el tema que venimos tratando, las segunda, tercera y cuarta, de aplicaciones comerciales, entre ellas la referida a la contabilidad por partida doble, expuesta de manera fundamentada, clara e impecable, lo cual posibilitó su difusión de manera rápida. No olvidemos que a mediados de ese Siglo XV, Gutemberg ya había puesto en vigencia la imprenta con tipos móviles, con todo lo que ello significará en orden a la difusión de los libros y las ideas.
   En 1496, Luca PACIOLI publicó en latín y en Milán su obra más importante De Divina Proportione, cuyo subtítulo agrega Obra muy necesaria a todos los ingenios perspicaces y curiosos, con la que todo estudioso de filosofía, perspectiva, pintura, escultura, arquitectura, música y otras disciplinas matemáticas conseguirá una muy suave, sutil y admirable doctrina y se deleitará con varias cuestiones de secretísima ciencia.
Toda una propuesta de novísima actualidad para entonces. Baste decir que en Milán, PACIOLI entró en contacto con Leonardo DA VINCI, colaborando mutuamente en los temas relacionados  con la áurea proporción, si se quiere, con un sentido cargado de misticismo, respecto a la división de un segmento en media y extrema razón, con algunas propiedades sin demostración.
Para esta obra, Leonardo realizó una serie de dibujos a mano alzada de figuras de sólidos, que influyeron notablemente en las concepciones estéticas de la plástica renacentista, pero sin relación con el tema de esta reseña: los orígenes de la Contabilidad.


NOTAS ACLARATORIAS
(1)           SOMBART, Werner: El Capitalismo Moderno. Ulm, 1902.
(2)           MELIS, F.: Storia Della regionaria. Contributo alla conoscenza e interpetazione delle fonti piu significative dellas storia economica. Bolonia, 1950.
(3)           LE GOFF, Jacques: Mercaderes y banqueros de la Edad Media. Bs.As., Eudeba, 1962.